Los tratamientos de reproducción asistida de baja complejidad son el primer paso para lograr el embarazo en muchos casos. Incluyen el coito programado con estimulación ovárica y la inseminación intrauterina. Te explicamos cómo funcionan y cuándo se indican.
La reproducción asistida de baja complejidad representa el primer escalón en la llamada Escalera de la Fertilidad. Son procedimientos menos invasivos, más accesibles y, en muchos casos, suficientes para lograr el embarazo en mujeres jóvenes o en parejas con problemas leves de fertilidad. Entre ellos se destacan el coito programado y la inseminación intrauterina.
Los tratamientos de baja complejidad son aquellos que no requieren intervención directa sobre los óvulos ni fertilización en laboratorio. En cambio, se apoyan en la estimulación hormonal y el seguimiento del ciclo para aumentar las probabilidades de embarazo de forma natural o ligeramente asistida.
Este tratamiento consiste en administrar medicamentos (como citrato de clomifeno o letrozol) para estimular los ovarios y lograr la maduración de uno o más folículos. Luego, mediante ecografías y estudios hormonales, el especialista identifica el momento exacto de la ovulación.
En ese punto, se indica el momento óptimo para tener relaciones sexuales. A esto se lo llama coito programado, y permite alinear el acto sexual con el momento más fértil del ciclo.
La inseminación intrauterina es un paso más avanzado dentro de la baja complejidad. En este procedimiento, el semen se prepara en laboratorio (para seleccionar los espermatozoides más móviles y saludables) y se deposita directamente en el útero de la mujer durante el momento de ovulación.
Este tratamiento puede realizarse en un ciclo natural o combinado con estimulación ovárica, y mejora significativamente la posibilidad de que el espermatozoide alcance el óvulo.
Las tasas de éxito varían según la edad y diagnóstico, pero en mujeres menores de 35 años, el coito programado tiene una tasa de éxito de entre 10-15% por ciclo, mientras que la IIU puede alcanzar el 20-25% por intento si se combina con estimulación ovárica.
Los tratamientos de reproducción asistida de baja complejidad ofrecen una oportunidad real y accesible para lograr el embarazo sin recurrir a técnicas invasivas. Representan una primera opción efectiva antes de considerar métodos de alta complejidad como la fecundación in vitro.
¿Estás lista para comenzar? Consulta con tu especialista en fertilidad y descubre si uno de estos tratamientos puede ser tu primer paso hacia la maternidad.