Durante la fase folicular, la hipófisis comienza a segregar grandes cantidades de una hormona llamada folículo-estimulante o FSH, que viaja a través de la sangre para actuar en los ovarios, desarrollando los folículos (entre 10 y 100 en cada ciclo). Los folículos a su vez comienzan a segregar grandes cantidades de estrógeno, hormona que circula también por la sangre para actuar en todos los tejidos de la mujer. Simultáneamente el hipotálamo libera otra hormona en pequeña cantidad llamada prolactina, que interviene en la maduración de los folículos del ovario. Como consecuencia de los altos niveles de estrógeno, el hipotálamo comienza a liberar otra hormona llamada luteinizante o LH que completa la maduración del folículo dominante, el que fue escogido, este va madurando y aumentando de tamaño hasta el día de la ovulación, momento en que el folículo se rompe y el ovocito es liberado. El endometrio (capa interna del útero) comienza a prepararse para recibir el óvulo fecundado, y el cuello del útero segrega grandes cantidades de moco para facilitar el viaje de los espermatozoides para su encuentro con el óvulo. El momento de la ovulación dura como máximo 36 horas, tiempo durante el cual el óvulo debe ser fecundado, de no ser así en las horas siguientes el óvulo es desintegrado y reabsorbido por otras células a nivel de la trompa de Falopio.
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