Chequeo Médico

Chequeo Médico

Fui a la clínica del Señor Jesús para hacerme un chequeo de rutina. Yo me sentía bien, pero para mi sorpresa, me diagnosticó algunos problemas de salud espiritual. Cuando Jesús me tomó la presión, vio que estaba bajo de ternura. Al tomarme la temperatura, el termómetro registró 40º de ansiedad. Me hizo un electrocardiograma y me dijo que necesitaría hacerme un by pass de amor, porque mis arterias estaban bloqueadas de soledad y no abastecían mi corazón vacío. Pasó a revisarme las piernas y los brazos, ya que no podía caminar al lado de mi hermano y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había hecho daño al tropezar con la envidia. También me encontró miopía porque no podía ver más allá de las cosas negativas de mi prójimo. Cuando le dije que no podía oír bien, Jesús me diagnosticó que el problema era que había dejado de escuchar su voz cada día. Por todo esto, Jesús me dio las siguientes instrucciones: Al levantarme, en ayunas, beber un vaso de agradecimiento… Antes de llegar al trabajo, tomar una cucharada de paciencia… Cada hora, ingerir un comprimido de humildad y unas gotas de mansedumbre… Al llegar a casa, inyectarme una dosis de amor… Y antes de acostarme, tomar dos cápsulas de arrepentimiento para limpiar mi conciencia… “No te deprimas ni te desalientes, ante lo que estás viviendo hoy. Dios sabe perfectamente cómo te sientes, sigue su voluntad y sus propósitos y tendrás un corazón lleno de gozo»

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Oración a Nuestra Señora de la Dulce Espera

virgen2Nuestra Señora de la Dulce Espera es la devoción a la Virgen María embarazada del niño Jesús. A ella le rezan las madres que esperan un bebé y aquellas familias que anhelan tener un hijo. A María se le pide la protección y el consejo, la sabiduría y la capacidad de orar y tener fe para enfrentar este gran desafío en la vida del hombre: ser padres María, Madre del amor hermoso, dulce muchacha de Nazaret, tú que proclamaste la grandeza del Señor y, diciendo que “si”, te hiciste Madre de nuestro Salvador y Madre nuestra: atiende hoy las súplicas que te hago. En mi interior una nueva vida está creciendo: un pequeño que traerá alegría y gozo, inquietudes y temores, esperanzas y felicidad a mi hogar. Cuídalo y protégelo mientras yo lo llevo en mi seno. Y que, en el feliz momento del nacimiento, cuando escuche sus primeros sonidos y vea sus manos chiquitas, pueda dar gracias al Creador por la maravilla de este don que El me regala. Que, siguiendo tu ejemplo y modelo, pueda acompañar y ver crecer a mi hijo. Ayúdame e inspírame para que el encuentre en mi un refugio donde cobijarse y, a la vez, un punto de partida para tomar sus propios caminos. Además, dulce Madre mía, fíjate especialmente en aquellas mujeres que enfrentan este momento solas, sin apoyo o sin cariño. Que puedan sentir el amor del Padre y que descubran que cada niño que tiene al mundo es una bendición. Que sepan que la decisión heroica de acoger y nutrir al hijo les es tenida en cuenta. Nuestra Señora de la Dulce Espera, dales tu consuelo y valor. Amén

Gestación

Gestación

Les voy a colocar un mensaje que me gustó mucho. Se llama GESTACIÓN

En busca de lo Holístico y lo Integrador.

Desde el momento en que somos fecundados en el vientre materno, hasta que nos implantamos en la pared del útero, vivimos una antigua y bella historia. Tarda seis días en ocurrir; los seis días de la creación. Seis días en los que cumplimos los primeros patrones de la evolución. Comenzamos por ser esa primera partícula viva nacida en los cálidos mares arcaicos; paso a paso nos vamos transformando en gusanitos transportados a través de la trompa y alimentados por las secreciones de esta. Una vez llegados al final de la trompa de Falopio, nos encontramos con el inmenso océano, el enorme mar intrauterino. Impresionados y con la curiosidad cosquilleando en nuestras membranas, nos situamos en sus orillas, aspiramos de sus aguas, nos ahondamos en sus profundidades y nos transformamos en algo llamado Blastocito, pero en realidad somos como una medusa, ya dejamos de ser gusanos en sus orillas. Ahora podemos movernos en tres dimensiones dentro del mar materno. Depende de mi valentía, de mi capacidad de explorar ese nuevo mundo, de conocer sus secretos, sus límites, de identificarme con mi entorno, encontraré o no el lugar idóneo donde implantarme, un lugar en el endometrio donde continuar la evolución de la Vida que llevo grabada en mi ADN.

Nos embutimos en el endometrio, fabricamos un anillito de fibrina, y con él nos tapamos. Como en el arca de Noé, somos una islita en un océano, una islita donde habitan todas las especies que darán origen al ser humano. En la implantación nos convertimos en planta, echamos nuestra raíz. Como en una Comunión hacemos un pacto de sangre y agua con la madre, a través de esas raicillas nuestro líquido interior se abre paso hacia la savia roja, sangre materna, y como en el Cáliz se mezclan sangre y agua para darnos paso a la Nueva Vida. En total esa implantación dura seis días, el séptimo tiene lugar esa Comunión que es cuando el Hombre toma su camino, su albedrío y Dios descansa.

Esta es una historia que en la tierra duró unos cuatro mil millones de años aproximadamente. Nosotros la cumplimos en seis días, los siguientes seiscientos mil millones de años lo haremos en forma de embrión, feto y bebé, completando así todos los patrones evolutivos.

Pero algo importante a tener en cuenta es que en esa evolución no solamente han sido importante las especies que, sobreviviendo, nos han traído hasta el ahora. También lo son todas las especies que han perecido y desaparecido en este largo viaje, ellas también nos han traído hasta aquí, hasta el presente. Esa información de muerte y desaparición también está dentro de nosotros, y si en algunos de esos cambios importantes o no importantes que nos vemos obligados a hacer en la vida, ya sea en nuestro desarrollo intrauterino o extrauterino, confundimos la información, es posible que entremos en caminos de destrucción, de desesperación y de suicidio. Ellas, las especies extinguidas, aún siguen cumpliendo su misión de selección desde nuestro interior.

En todo este Mundo de Creación, la voz de la madre es la empatía con la vida, es el hilo que nos cose a la vida. Su sonido, el ritmo de su corazón, el respiratorio, sus ruidos digestivos, conforman un universo de información que nos habla de nosotros mismos. Nos empuja de una forma constante a querer vivir, y ese empujón, esa voz siempre estará en nuestro interior, siempre nos hablará de la Vida. Esta historia es una parte de lo que significa la palabra «Holístico». Es lo que todos los humanos compartimos, lo que todos tenemos en común, los sentimientos que nacen de esta historia son nuestros sentimientos comunes, lo que podemos llamar «Sentido Común». Cuando nos acercamos a un semejante, familiar, amigo, pacientes, conocidos, desconocidos, etc., deberíamos acudir a esas raíces comunes, que ellas alimenten mis sentimientos, mis pensamientos y mis palabras, quizás de ahí, de eso que todos llevamos en las manos de forma común, nazca el gran cambio, y con el resultado de este cambio podamos concluir el significado de la palabra «Holístico».

Juan Francisco Ballesteros